la versión que se dice que permaneció sin modificar desde que fue revelada al ser humano hace más de tres mil años.
La clave, conocida como el Código de la Biblia, descubierta por un matemático israelí, el doctor Eliyahu Rips, ha sido revisada y confirmada por matemáticos de las mejores universidades del mundo, así como por organismos especializados en criptografía, como el Ministerio de Defensa de Estados Unidos. Durante más de doscientos años, los eruditos han sospechado que los textos bíblicos eran algo más que una recopilación de palabras que se debían leer de forma linear. Un experto del siglo xviii, conocido como el Genio de Vilna, afirmó que «la regla es que todo lo que fue, es y será hasta el fin del tiempo.
En 1995, un antiguo instrumento profético fue de pronto expuesto al público de un modo gráfico y espectacular. El 4 de noviembre de ese año sucedió algo que el instrumento había predicho con una precisión que sobrepasaba la posibilidad de que fuera una coincidencia. El acontecimiento fue el asesinato de Yitzhak Rabin, el primer ministro de Israel, en la ciudad de Tel Aviv El asesinato había sido profetizado con tal precisión que el nombre del primer ministro, la fecha en que se produciría, el nombre de la ciudad e incluso el nombre del asesino, Amir, no eran un secreto, ¡todo ello estaba cifrado en un documento de más de tres mil años de antigüedad!
Lo irónico es que el documento no era un manuscrito perdido custodiado por una organización secreta o por algún privilegiado. El mapa codificado del futuro era el mismo mapa que nos ha proporcionado confort
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