Por todas partes se escucha, cada vez con más frecuencia, que a la humanidad le esperan grandes cambios a finales de 2012. Los cambios hablan de transformaciones espirituales, de un nuevo orden mundial e incluso de destrucción física. Para todo ello se citan diferentes fuentes, desde los mayas hasta Nostradamus, pasando por teorías más científicas. Pero sin duda, son los seguidores del New Age y el esoterismo los que dan las teorías más completas sobre los sucesos que nos esperan, entre la que se encuentra el regreso del Cristo, en esta ocasión bajo el nombre de Maitreya.
Comenzaremos con un video que en sólo 3 minutos explica de dónde han salido las teorías sobre el fin del mundo atribuidas a la cultura maya y su calendario
Investigar la posible fecha de un Apocalipsis no es sencillo. Nadie lo puede confirmar pero muchos lo predican. Al menos en 600 mil sitios de Internet aseguran saberlo. Desde diferentes perspectivas, tanto libros y programas de televisión, así como teorías que circulan por la Red, afirman que el 21 de diciembre de 2012 (otros aseguran que será el 23), durante el solsticio de invierno en el hemisferio Norte de nuestro planeta, ocurrirá algo único, un evento cósmico de alcances insospechados que dará lugar a una nueva era… o a nuestro fin.
Entre la ciencia y el mito
En nuestra psique social, a través de creencias y mitos de las más diversas civilizaciones (al igual que en películas, programas y libros ampliamente difundidos por la cultura pop), la idea de una alineación planetaria siempre ha estado relacionada con grandes cambios, como un acontecimiento con efectos desconocidos.
En diciembre de 2012 se llevará a cabo una muy singular “alineación cósmica”.
Entre la Tierra y el centro de la Vía Láctea se posicionará el Sol, como si se tratara de un eclipse galáctico. Este fenómeno se da cuando los movimientos de la Tierra respecto al Sol y de éste respecto a la Vía Láctea, se alinean de tal modo que por unos instantes, dejamos de tener una conexión directa con el centro de esta última. Y esto sucederá exactamente el mismo día que el solsticio de invierno, el cual corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo alcanza su punto más al Sur (al ir el Sol “moviéndose” de Sur a Norte en el horizonte durante los siguientes 6 meses, hasta el solsticio de verano cuando el Sol alcanza su punto más al Norte en la esfera celeste).
¿Qué es el gran año?
Es la medida en años (25 mil 765 de acuerdo a la convención científica) que le lleva al eje de nuestro planeta dibujar en el espacio el círculo que el movimiento de precesión de los equinoccios provoca. Es como un trompo girando sobre su eje, el cual dibuja a su vez otro movimiento circular con la parte superior del mismo. También conocido como Año Platónico o Cuenta Larga. Científicamente, este ciclo provoca los cambios de las ubicaciones de las estrellas en la bóveda celeste, y sólo cada casi 26 mil años se cumple la vuelta que regresa a las estrellas a su posición conocida en el firmamento.
De acuerdo a Giorgio de Santillana y Hertha von Dechend, autores de Hamlet’s Mill, hay alrededor de 200 mitos en más de 30 culturas ancestrales sobre el Gran Año vinculado con el movimiento del equinoccio o el de los cielos. Babilonios, sumerios, egipcios, hopi, cherokees y tibetanos desarrollaron calendarios, al igual que el maya, basados en la cuenta de casi 26 milenios. Muchas otras culturas dividieron este tiempo en 12 partes. Los griegos e hindúes la dividieron en 4. En tiempos modernos a cada una de estas divisiones se les llamó Era Astrológica, relacionadas con las 12 constelaciones que se encuentran en el firmamento, como la Era de Piscis, Aries o Acuario de más de 2 mil años de duración cada una. El pasar de una “Era” a otra supone cambios en la sociedad y la humanidad, pero no destrucción o aniquilación, ya que estas creencias consideran al tiempo algo cíclico, que reinicia y continúa, y no como una medida lineal con un principio y fin. Los mayas dividieron esa larga cuenta en cinco eras y no en doce, llamando a cada una Ciclo B’ak’tun, que a su vez se dividía en 13 partes llamadas Bak-Tun (que duran casi 4 siglos cada una). Para algunos, el calendario maya (que sólo cubre dichos 5 mil 126 años) llegará a su fin para pasar de la tercera era a la cuarta. Otros aseguran que es la llegada al quinto y último ciclo de más de 5 mil años y unos más que es el final de la cuenta total de casi 26 mil años. No existe una teoría unificadora de esta interpretación.
¿Qué dice la ciencia?
El astrólogo John Jenkins afirma que en esta fecha, se producirá una “conjunción muy cercana del Sol durante el solsticio de invierno del hemisferio Norte con el punto de cruce del ecuador galáctico y la eclíptica” (la alineación cósmica antes descrita), un evento que no se repetirá en miles de años. Algunos científicos aseguran que dejar de estar bajo la influencia directa del centro de la galaxia, provocará cambios radicales en el planeta. Algunos intérpretes de las profecías mayas aseguran que los códices predicen literalmente una gran inundación en sus dibujos respecto a los últimos días, una destrucción natural del planeta.
El cambio místico-metafísico
En el libro 2012: The Return of Quetzalcóatl, publicado en 2006, Daniel Pinchbeck discute varias teorías de un despertar mundial a una “conexión psíquica” que ocurriría en el año 2012, creándose una noosfera. John Mayor Jenkins (…) investigador independiente, cuyo libro de 1998 Maya Cosmogenesis 2012 impulsó el debate sobre estas profecías, asegura que “alrededor del año que nosotros llamaremos 2012, un gran capítulo en la historia de la humanidad llegará a su fin. Todos los valores y suposiciones de la era anterior del planeta expiran, y una nueva fase de crecimiento humano inicia”.
En su mayoría, las hipótesis que anuncian el fin/inicio de una era para la humanidad relacionada con su conciencia y mentalidad, se basan en una interpretación metafísica de los códices y la filosofía maya. De un entendimiento emocional e intelectual por encima de lo material o físico. Algunos lo relacionan con el inicio del calendario como la puerta a un nuevo estatus de la humanidad mientras que otros lo ven como un efecto del paso de la Tierra por el ecuador galáctico y la ausencia temporal de la fuerza energética del centro de la Vía Láctea sobre nosotros.
2012, Holywood y otras crencias
Los medios se han encargado de exaltar, reproducir y exagerar cualquiera de las muchas hipótesis sobre las profecías mayas, en especial aquellas que involucran un Apocalipsis (del mismo modo que en 1999 se hablaba del fin del mundo por el Y2K o que en los 90 por el cometa Hale-Bopp y en los 80 otra alienación planetaria). En el libro El código secreto de la Biblia publicado en 1997, Michael Drosnin afirma que de acuerdo a ciertos algoritmos, un asteroide o un cometa chocará contra la Tierra en 2012.
Mientras unos afirman que el planeta vivirá un terrible período de destrucción seguido por una nueva era de paz e iluminación; otros aseguran que en ese año, un gobierno secreto logrará su meta de dominar al mundo. En tanto llega esta fecha, Hollywood está listo para estrenar en septiembre de 2012, una cinta sobre la destrucción de la Tierra en la que se puede ver una ola gigantesca salir de lo que parecen ser los Himalayas y destruye todo a su paso mientras un monje trata de dar la señal de alerta.
En el pasado, tanto científicos como chamanes y estudiosos han estado equivocados respecto a sus teorías del fin del mundo o los eventos que provocarían grandes catástrofes en la Tierra. Cometas, alineaciones, etcétera. La mayoría de los argumentos y teorías presentados tienen alguna base científica o una lógica religiosa, mental o emocional. Es imposible afirmar qué sucederá exactamente, cuándo o incluso si sucederá. Las creencias personales de cada individuo dictan qué teorías le parecen más precisas, realistas, coherentes, actuales o cercanas. Ésta no es la excepción.
Cada quien sabrá si se prepara para un Apocalipsis total o sólo para un nuevo amanecer, interno-emocional o simplemente literal. En todo caso, sabremos qué de esto se convirtió en realidad entre el 22 y 23 de diciembre de 2012, cuando quizás un puñado de pragmáticos e ingeniosos quieran cobrar una apuesta sobre el fin del mundo en la que eligieron el “No pasa nada”. De no resultar así, pagar o cobrar una apuesta será la última preocupación de la mayoría de la gente.